Valeria y el país levantado
- Begoña Torres
- 26 may 2017
- 4 Min. de lectura

Valeria admiraba a su tío Javier. Era guapo, simpático y divertido. El tipo de persona que a ella le gustaría convertirse cuando fuese mayor. Valeria intentaba pasar todo el tiempo que podía con su él.
- No te vayas, tío Javier – le suplicó Valeria cuando vio que su tío se ponía el abrigo.
- Ya me gustaría quedarme – contestó Javier -, pero tengo que irme a levantar el país.
Valeria abrió los ojos sorprendida “¿levantar el país?, ¿en eso trabajaba su tío?, debía ser muy fuerte para levantar un país, ¡seguro que el tío Javier es un superhéroe!” pensó.
Al día siguiente, en el colegio, apenas pudo aguantar hasta el recreo para contarles a todos sus amigos lo que había descubierto.
- Mi tío es un superhéroe – afirmó orgullosa.
Todos los niños se empezaron a reír.
- Sí, claro y mi padre es el rey – dijo Oscar burlándose de ella.
- ¡Quéeee sí! Ahora está metido en una importante misión. Está levantando el país y para eso se necesita tener superpoderes – exageró.
Hubo un murmullo de sorpresa entre los niños.
- ¡Qué guay! – dijo Guillermo -. ¿Y qué superpoderes tiene tu tío?
- Pues…, superfuerza – explicó Valeria orgullosa.
- Y ¿por qué tiene que levantar el país? – preguntó Laura tímidamente -. Yo prefiero que se quede como está.
- Seguro que es un proyecto secreto – aseguró Valeria.
Esa tarde llegó a su casa. Su padre la llevó a teatro, le ayudó con los deberes, le preparó la cena y jugó con ella un rato.
- ¿Cuándo viene el tío Javier? – le preguntó Valeria a su padre.
- ¡Qué manía te ha dado con el tío Javier! – contestó.
- Es que de mayor quiero ser como él. Quiero hacer cosas importantes.
El padre de Valeria la miró con tristeza, le dio un beso y salió de la habitación. Valeria se pasó el resto de la semana preguntando por el tío Javier y midiendo las aceras. Su madre le preguntaba extrañada:
- ¿Qué haces Valeria?
- Estoy comprobando si se ha levantado el país – contestaba Valeria muy seria, pero todos los días las aceras seguían en su sitio y Valeria empezó a preocuparse, quizás el tío Javier necesitase ayuda.
Por fin llegó el fin de semana. El tío Javier venía a pasar todos los domingos a su casa. Su tío llegó más tarde que de costumbre y con aspecto de estar muy cansado. Valeria se pegó a él todo el día, esperando poder ayudarle. Pero su tío no estaba de muy buen humor.
- ¿Quieres jugar conmigo? – le preguntó Valeria esperanzada.
- Hoy no – respondió el tío Javier -. Estoy agotado. Me he pasado la semana levantando el país.
Valeria sonrió.
- No te preocupes tío, tu secreto está a salvo conmigo – le dijo Valeria.
Javier la miró extrañado, pero sonrió y le dijo:
- No esperaba menos de mi sobrina favorita.
Valeria deseaba ayudar a su tío, pero no sabía cómo. Estuvo el resto del día a su lado, le trajo una bebida cada vez que tenía sed, le dio el periódico a pesar de que su padre todavía no lo había leído, le puso el abrigo cuando se iba a ir.
- Tío, no te preocupes, seguro que al final consigues levantar el país – le susurró Valeria cuando su tío salía de su casa.
Javier sonrió.
- Eso si el país no termina antes conmigo – contestó él, mientras se metía en el coche.
Así que el país era el enemigo de su tío. Valeria estaba extrañada. Se había imaginado a su tío luchando contra un malvado monstruo, pero nunca contra rocas y tierra. Se quedó muy preocupada pensando que parecía que el país estaba ganando la batalla a su tío.
Esa noche, mientras cenaban, se oyó un ruido ensordecedor en la cocina. Cuando llegaron vieron que se habían caído los armarios y estaban desparramados con un revoltijo de platos, tazas y cubiertos. Su padre intentó levantarlos, pero pesaban mucho y no lo consiguió.
- Tienes que llamar al tío Javier – dijo Valeria -. El podrá levantar los armarios.
- Pero qué cosas dices, Valeria. Ni tres personas podrían levantarlos – le explicó su padre.
- El tío Javier sí – afirmó Valeria -. Tiene superpoderes – añadió en un susurro.
Su padre la miró muy sorprendido.
- Pero, ¿de dónde sacas eso? – le preguntó.
- Me ha dicho que está levantando el país y eso sólo lo puede hacer un superhéroe con superfuerza – aseguró Valeria.
Su padre se echó a reír, ahora comprendía todo. Valeria lo miró, no entendía nada, ¿es qué su padre no se daba cuenta de lo importante era la misión de su tío?
- Valeria, levantar el país es una expresión que significa que trabajas mucho para que todo mejore – le explicó su padre.
- Pero, ¡mamá y tú también hacéis eso!, – dijo Valeria - ¿También sois superhéroes?
- La verdad, es que mayoría de las personas trabajamos para levantar el país. Pero, a mí, no me importaría ser tu superhéroe particular – dijo su padre sonriendo.
Valeria le abrazó y se sintió muy orgullosa de sus padres. Comprendió que el esfuerzo en las personas las convertía en superhéroes sin importar la fuerza que tuviesen.
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