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La persecución


El cuento de hoy también es un trabajo de Daniel para su clase de lengua. Hace un par de semanas Daniel tuvo el último examen de lengua y una parte del examen consistía en una redacción con el tema "la persecución". Daniel me trajo las hojas de sucio para que pudiese leer la redacción y según leí el final supe que lo subiría a la web. Espero que os guste.

Por fin habían empezado las vacaciones de verano. Hacía muchísimo calor. Adrián y Daniel estaban en casa de Daniel tratando de no derretirse en la calle. No tenían mucho más que hacer que ver la televisión. Cambiaban de un canal a otro aburridos y deseando que ocurriese algo emocionante. De pronto apareció una fotografía de ellos en la pantalla y, casi al mismo tiempo, la policía entró en su casa. Adrián y Daniel muy asustados salieron huyendo. ¡No se lo podían creer!, ¿por qué les perseguían?

- Seguro que es por culpa de ese chiste tan malo que has contado esta mañana – aseguró Daniel mientras corrían.

- No digas tonterías – dijo Adrián jadeando -. A nadie le viene a buscar la policía por un chiste.

- Pfff, claro, no habrán escuchado el tuyo - resopló Daniel.

La policía seguía persiguiéndolos. Ellos estaban agotados, apenas podían correr y no tenían ni idea de dónde esconderse.

- ¿Y si vamos a la tienda de disfraces? – preguntó Daniel.

- No creo que estemos para fiestas – dijo Adrián.

- Nos podríamos comprar unos disfraces de policías y así les despistamos.

Adrián no estaba muy convencido con la idea, pero como no se le ocurría ninguna mejor decidió hacer caso a Daniel.

Adrián y Daniel salieron de la tienda con su disfraz puesto y nadie pareció reconocerlos e incluso la gente los saludaban cuando los veían. Cuando pensaron que ya había pasado el peligro decidieron volver a casa de Daniel.

Ya no corrían, iban tranquilamente caminando camuflados debajo de la gorra y de las gafas de sol que venían con el disfraz, pero, de repente, alguien les reconoció.

- ¡Son ellos! – gritó -. ¡Son los que está buscando la policía!

Adrián y Daniel empezaron a correr otra vez, pero ya era tarde, varios coches patrulla los estaban esperando. Los detuvieron y los llevaron a comisaría. Allí los encerraron un cuartucho sin ventanas y un policía gordo y sudoroso comenzó a interrogarles.

- ¿Dónde está el cuerpo? – les preguntó mientras golpeaba la mesa con el puño.

- ¡¿Qué cuerpo?! – dijeron los dos a la vez muy sorprendidos.

- El cuerpo de la víctima a la que habéis asesinado. Todas las pruebas os señalan.

- ¿Ves como no nos han detenido por mi chiste? – le dijo Adrián a Daniel.

- ¡Dejaos de chistes! – gritó el policía - ¿DÓNDE ESTÁ EL CUERPO?

Adrián y Daniel comenzaron a llorar asegurando que no sabían nada.

- Estábamos viendo la televisión – aseguraban.

Tanto lloraban que, al final, el policía decidió soltarlos antes de que inundasen la comisaría.

Adrián y Daniel volvieron a casa de Daniel y se tiraron en el sofá dispuestos a ver la tele.

- Por suerte no han encontrado el cadáver que escondimos ayer – dijo Daniel -. Aunque la próxima vez procura no matar a nadie cuando no le guste tu chiste Adrián.

Adrián resopló y se pusieron a ver la televisión.


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